Belleza con elementos paisajísticos simples
El entorno natural de este proyecto ya era tan bonito de por sí, que la intervención paisajística se centró en potenciar la sencillez. Optamos por utilizar pocos elementos que simplemente completaran la belleza del entorno, siguiendo una filosofía de diseño minimalista y armónico.
Uno de los elementos seleccionados fueron tres cipreses, que son símbolos de bienvenida y hospitalidad en las antiguas masías catalanas. Estos árboles no solo añaden un toque acogedor a la entrada del hotel, sino que también se vinculan a la tradición local y la cultura de la región. Se acompañaron con parterres perimetrales de flores, todas ellas de bajo consumo, lo que garantiza una belleza continua sin exigir excesivos cuidados.
En la zona trasera del hotel, se utilizaron jardineras alargadas de madera que se integran perfectamente en la estética del edificio. Estas jardineras cumplen una función práctica al separar las áreas de estar de cada habitación, brindando privacidad.
Todo este entorno idílico está coronado por una piscina con un pavimento de gres que imita al adobe catalán. Al lado de la piscina, hay una zona de pérgola de madera, diseñada para ofrecer sombra y comodidad durante los calurosos días de verano. Este espacio permite a los huéspedes disfrutar de la belleza del entorno natural mientras se relaja en un ambiente fresco y agradable.